En Mamá Chole, ofrecemos mole mexicano de San Pedro Atocpan, milpa alta, y dulces típicos de la región, transformando tu hogar en un refugio de sabor y tradición.
El legado de mujeres que cocinaron con el alma
"En Mamá Chole, cada receta es un homenaje a nuestras raíces. Creemos en el poder de la tradición, en los sabores que cuentan historias y en la calidad que se siente en cada bocado."
De Mamá Chole comenzó como un tributo. Una forma de honrar a quien, con manos firmes y mirada sabia, nos enseñó que la cocina no es solo alimento: es historia, es herencia, es amor servido en un plato. Fue una semilla plantada con respeto, con nostalgia… y con mucha esperanza.
Ese origen sigue aquí. Late en cada receta, en cada ingrediente, en cada bolsa. Cada lote es un susurro de lo que fue: la tradición de una mujer que cocinaba sin hablar mucho, pero que decía todo con sus sabores.
"Como el mole que se hace sin prisas, este proyecto fue tomando forma en silencio."
Sin reflectores. Sin recetas exactas. Solo con las manos llenas de ideas, pasión… y sí, muchas veces, de soledad.
Porque hay caminos que uno no planea, pero que lo transforman. Y a veces, lo que empieza como un homenaje, se convierte en una forma de vivir. Una forma de resistir. Una forma de recordar quién eres cuando nadie te ve.
Hoy, De Mamá Chole sigue siendo esa cocina llena de humo y recuerdos. Pero ahora es también una marca que inspira, que motiva, que emociona. Un proyecto que no solo busca vender: busca conectar. Una marca que sabe lo que es construir con pasión en soledad.
Y si alguna vez has sentido que nadie ve tu esfuerzo, que cocinas tus sueños a fuego lento mientras el mundo corre… entonces quédate. Porque esta historia también puede ser tuya.
Donde todo comenzó
El aroma del mole recién molido volvía a llenar la cocina de la abuela. Ese año, entre ollas y antojos, se retomaron las recetas ancestrales. Con fuego lento y paciencia infinita, empezó la preparación artesanal que daría vida a lo que hoy es “De Mamá Chole.
El sabor se queda en casa
La pandemia cerró el mundo, pero abrió el corazón de la cocina. Fue en ese encierro que nacieron los primeros lotes familiares, compartidos entre seres queridos. Sin etiquetas, sin prisas, solo con amor, el mole empezó a viajar de mesa en mesa.
Primer grito en el mercado
Coyoacán
nos abrió sus puertas. En el Mercado 89, entre artesanos y turistas, el mole encontró su primer escaparate. Las miradas curiosas se volvieron clientas fieles. Ahí, entre trajineras y sonrisas, supimos que teníamos algo especial.
De la cocina al mundo digital
La tradición se subió a la red. Con una tienda en línea y redes sociales, ahora el mole puede llegar a donde la nostalgia apriete el corazón. Mamá Chole dejó de ser un secreto local para convertirse en un símbolo del sabor que no se olvida.
"Cocinar es amar sin decir una palabra." – Mamá Chole
En Mamáchole, nuestra pasión por la gastronomía mexicana se refleja en cada producto
- Mamá Chole